Hoy en día hay una gran discusión con respeto a qué alimentos debemos consumir. ¿Cuáles son mejores para nuestra salud? ¿Cuáles son mejores para la economía? ¿Y para nuestro planeta?
Parece ser que, cada vez más, los alimentos orgánicos van ganando terreno. Pero en un mundo rodeados de tantas opciones en cuanto a productos, ¿cómo sabemos cuáles son realmente ecológicos y cuáles no? ¡Veámoslo!
Si recuerdas bien, la semana pasada te trajimos un post en el que te hablamos de algunos conceptos básicos que vamos a ir utilizando en nuestras futuras publicaciones. Entre estos, te describimos los términos «orgánico«, «ecológico» (eco) y «biológico» (bio), que según la legislación de la Unión Europea, son sinónimos. Así, en este post vamos a utilizar la palabra «orgánico» para referirnos a todos aquellos alimentos que no hayan sido tratados con productos químicos ni manipulados con genes.
A continuación, vamos a ver cuáles son las diferencias principales entre los alimentos orgánicos y los no-orgánicos (conocidos como convencionales y transgénicos) y, también, vamos a enseñarte cómo reconocerlos.
¡Empecemos!
Tabla de contenidos
Orgánico
Un alimento orgánico es aquel en cuyo cultivo o producción no se usan fertilizantes, pesticidas, insecticidas o cualquier otro producto químico. Por supuesto, tampoco se utilizarán transgénicos. Es por este motivo que cada vez hay más personas que buscan este tipo de productos para su dieta.
Por suerte tenemos una forma muy sencilla de saber si un alimento es orgánico o no: éste debe de estar etiquetado como tal. Así de simple. En cada país los alimentos orgánicos están regulados y controlados con un sello de autenticidad. Este sello lo encontraremos en el envase del producto y solo lo pueden llevar aquellos alimentos a los que se les haya hecho un seguimiento desde su cultivo hasta su recolección. Por lo tanto, si un producto dice ser que es orgánico pero en su envase no lleva ningún tipo de sello que lo certifique, es que simplemente no lo es.

Debemos tener en cuenta que existen una gran variedad de sellos que garantizan la procedencia ecológica de los productos. De hecho, en un envase podemos encontrar uno o varios sellos. Estos variarán según las normas establecidas en las diferentes regiones, comunidades o países. Cuando compremos un producto orgánico español, veremos que su sello de acreditación ecológica especifica la comunidad autónoma de la cual procede.

En el caso de la fruta y verdura fresca, nos fijaremos en las pequeñas etiquetas que llevan pegadas individualmente. En cada pegatina aparece un código de identificación, conocido como el código PLU. Éste es básicamente un número de 4 o 5 dígitos que nos ayuda a identificar distintos atributos del producto, como pueden ser la variedad, el tamaño o el método de cultivo (orgánico, con químicos o transgénico). Cuando compremos frutas y verduras orgánicas, veremos que el código PLU de éstas está compuesto por un número de 5 dígitos que empieza por un #9.
Así que si alguna vez te habías preguntado para qué sirven estas pequeñas pegatinas, ya conoces la respuesta. 🙂
Convencional
Desgraciadamente, la mayoría de los alimentos que consumimos provienen de cultivos donde se utilizan productos químicos. Estos incluyen los famosos fertilizantes, pesticidas e insecticidas. A estos alimentos los llamamos convencionales.
El código PLU que nos indica que una fruta o verdura ha sido cultivada convencionalmente está formado por un número de 4 dígitos que empieza por un #3 o un #4.

Manzana Convencional
Transgénico
Por último, tenemos los alimentos transgénicos: los que han sido modificados genéticamente. A estos se les han introducido genes de otras especies u organismos para darles cualidades especiales que no pueden obtener de forma natural. Además de esto, han sido cultivados con productos químicos, igual que los alimentos convencionales.
Tal vez ahora te estés preguntando, ¿pero qué necesidad hay de crear alimentos transgénicos? Las personas a favor de dicha práctica piensan que mediante la modificación genética se pueden lograr «mejores» alimentos. Se pueden conseguir cosechas mucho más resistentes a condiciones adversas (como sequías), productos más duraderos y mejores cualidades nutritivas.
Un claro ejemplo es la famosa manzana transgénica, cuya principal característica es que no se oxida.

A pesar de no ser los más comunes, es importante estar atento a ellos. El código PLU de estos alimentos está formado por un número de 5 dígitos empezado por un #8.
Al fin y al cabo, los alimentos orgánicos son los más saludables y los más respetuosos con el medio ambiente. Así que siempre serán preferibles a los convencionales o a los GMO (Organismos Genéticamente Manipulados). El único problema es que suelen ser más caros y no siempre los encontramos en todos los supermercados.
Reflexión
Por desgracia, somos las personas las responsables de que cada vez haya más alimentos que lleven más productos químicos y que estén sometidos a más procesos biológicos. Y el motivo es porque a veces, sin darnos cuenta, somos caprichosos a la hora de comprar. Queremos comer alimentos que están fuera de temporada, queremos alimentos que sean estéticamente perfectos, etc.
Tristemente, cada año se tiran grandes cantidades de alimentos sanos a la basura. Muchos porque tienen un pequeño defecto, un golpe, o una forma un poco distinta. Pero debemos ser conscientes que la naturaleza no es perfecta y que un alimento «feo» no es necesariamente malo. Y debido a esto, hacemos que se tenga que intervenir genéticamente en muchos productos para que salgan perfectos.
Por este motivo creemos que es importante empezar a cambiar nuestros hábitos de consumo. Así que si tú también quieres llevar una vida más saludable y más respetuosa con el medio ambiente, te invitamos a que compres más alimentos orgánicos. ¡Tu cuerpo y el planeta te lo agradecerán!
Elda Rodríguez
Gracias por compartir la identificación de cada producto.
Y fomentar lo orgánico en nuestra alimentación.