Con motivo de la Fashion Revolution week (del 23 al 29 de abril), te traemos un post para hacerte reflexionar sobre las prendas que llevas puestas en tu día a día.
La forma de vestir es una expresión de identidad, de cultura, de personalidad. Es una segunda piel. Es lo que queremos que el mundo vea de nosotros.
Pero la industria de la ropa es completamente opaca, no sabemos dónde se fabrica, quién lo hace, ni con qué elementos. Los consumidores no somos conscientes de los abusos humanos y medioambientales que se esconden detrás de las prendas que llenan nuestros armarios. Y no solo eso: ni las propias marcas lo saben.
Entonces nos preguntamos, si ni ellos son conscientes, ¿cómo van a poder actuar para cambiarlo?
Tabla de contenidos
El negocio de la ropa, uno de los más sucios del mundo
Como ya sabemos, la producción se lleva a cabo en países que ofrecen salarios más bajos, menos regulaciones y menos protecciones hacia los trabajadores y el medio ambiente. Así, mantienen el sistema produciendo más por menos, ¿una ganga, no?
Los trabajadores, mujeres en su gran mayoría, se enfrentan a jornadas largas de trabajo, horas extras obligatorias, falta de seguridad en el empleo, agotamiento, mala salud, negación de los derechos sindicales… Todo esto cobrando el salario mínimo, que en la mayoría de países productores de ropa, no es suficiente para vivir. Y menos cuando la persona que trabaja tiene que alimentar a toda su familia. Aunque sus hijos podrían estar entre los 215 millones de niños que trabajan en la industria textil.
Moda y desperdicio van de la mano
Fase de producción
El 20% de la contaminación industrial del agua proviene del teñido y tratamiento textil. Muchas de las substancias que se usan son tóxicas y cancerígenas y están prohibidas en los países desarrollados, pero las economías en desarrollo no tienen este tipo de regulaciones. Además, hay que tener en cuenta también la cantidad de plaguicidas usados para el cultivo de algodón no orgánico. Por otra parte, la ropa es la causante del 4,5% de las emisiones de CO2.
Una vez se tienen los tejidos con los que hacer las prendas, solo se usa el 85% de estos, el 15% ya se tira antes de estar la prenda acabada. Eso sucede por la manera en que están diseñadas estas prendas.
Y mientras ríos son contaminados, trabajadoras se enfrentan a abusos de los derechos humanos y toneladas de materiales son descartados, nosotros corremos a las tiendas a comprarnos esa camiseta que tanto hace falta en nuestro armario, entre las otras 20 más que tenemos, de las que solo nos hemos puesto 2. Porque creemos que la necesitamos. Porque nos hacen creer que la necesitamos. Y encima está rebajada.
Fase de consumo
A lo mejor puedes recordar cuando solo había dos temporadas: primavera/verano y otoño/invierno. Hoy en día cada una o dos semanas llegan colecciones nuevas a la tienda. Estas están 12 semanas en los expositores y posteriormente se rebajan en liquidación. Y es que en 20 años hemos pasado a comprar un 400% más de ropa. La industria funciona a mucha velocidad y eso genera consumo excesivo y residuos. Alrededor de 73 millones de toneladas de textiles se consumieron en el mundo en el año 2014 y se espera que crezca un 4% para el 2025. De todos estos textiles solo se “recicla” el 20%. Y ponemos recicla entre comillas, porque ya veremos qué significa “reciclar” material textil.
Compramos, usamos y descartamos ropa de manera muy rápida e insostenible. ¿Sabías que prácticamente todo lo que hemos tirado en los últimos 20 años sigue existiendo en nuestro planeta? Ya sea enterrado en algún vertedero o contaminando nuestros océanos. Sigue ahí y seguirá ahí durante cientos de años más.
Y es que el negocio de la moda es responsable de 94 millones de toneladas de desperdicios sólidos por año globalmente.
Fase de Post-consumo
Seguramente estés pensando “yo no tiro la ropa, yo la reciclo, la dono a caridad”. De hecho, para hacernos la vida más fácil, algunas tiendas como H&M o Levis ya disponen de contenedores dónde puedes depositar tu ropa usada, esté en el estado que esté.
Pero vayamos un paso más allá y analicemos qué significa el reciclado textil. Reciclar significa convertir materiales usados en nuevos productos. De esta manera se evitan el uso de primeras materias, se reduce el uso de energía, la contaminación, etc. De la ropa que tiramos a los contenedores de reciclaje, menos de un 1% se recicla.
- El 50% se revende. Aunque una vez reusada, seguramente no volverá a ser reciclada. Esto pasa porque en muchos de los países donde esta ropa es revendida, no disponen de la infraestructura necesaria para el recolecto de ropa.
- Entre el 40 – 45% se convierte en utensilios industriales, materiales de aislamiento o relleno para muebles.
- Con el 5% no se puede hacer nada. Es decir, va directamente al vertedero o se incinera.
- Menos del 1% es realmente reciclado y convertido en ropa otra vez. No tenemos la tecnología ni la técnica para extraer las fibras de un tejido y volverlas a juntar. Son procesos mecánicos, se separan las prendas a mano y son los trabajadores los que tienen que examinar todos los componentes. Se convierte así en un proceso caro. Y, en el caso de poder hacerlo, la prenda final tendría las características (por ejemplo el color) de las fibras recicladas.
¿Qué podemos hacer?
Tenemos que empezar a pensar diferente para cambiar el sistema.
Se más consciente en el impacto que tienen tus hábitos de compra. Cuando vayas a comprar esos pantalones tan extremadamente rebajados piensa si el precio que vas a pagar es realmente lo que vale esa prenda. Piensa si ese precio ha servido para pagar a alguien dignamente. Piensa si ese precio es el de una prenda de calidad, que te durará años, que no tendrás que tirar la próxima temporada.
“Ya, pero es que son tan bonitos…” Si a la chica que hizo tu ropa no se le ha pagado ni el salario mínimo para vivir, no puedes decir que es bonita. Si los colores que tiñen tu ropa tiñen también ríos, contaminando aguas y envenenando peces, no puedes decir que es bonita.
Esto no significa que tengamos que dejar de comprar ropa. Tenemos que pedir a nuestras marcas más calidad en sus productos. No queremos fast fashion, no queremos ropa nueva cada 15 días. Queremos prendas hechas para durar, con dignidad y nunca poniendo en peligro el medio ambiente. Lo bueno es que el cambiar nuestros hábitos de consumo de ropa, es una acción inmediata y efectiva.
También puedes reutilizar aquello que lleva años escondido en tu armario. ¡Repara! Porque tu ropa es tuya, es la piel que eliges, tus principios, tu historia.
Y si vas a reciclarla, infórmate y encuentra una manera responsable de hacerlo.
¡Únete al Fashion Revolution!
El movimiento Fashion Revolution surge a partir de uno de los muchos accidentes por negligencia que llenan la industria textil: el derrumbe de una fábrica de 8 pisos en Dhaka, Bangladesh, el 24 de abril del 2013. En ella estaban trabajando personas para marcas de ropa conocidas (como Primark). Murieron cerca de 1130 personas y 2500 fueron heridas.
Fashion Revolution pide a las empresas de moda transparencia, puesto que es la única manera de ver los problemas y afrontarlos. Pide comunicación y responsabilidad. Este es el punto de partida primordial para lograr el cambio en la industria de la moda.
Por eso, queremos animarte a que te unas al movimiento creado por Fashion Revolution: demuéstrales a tus marcas de ropa favoritas que te importa como se hacen sus prendas, que no quieres vestirte con la precariedad del trabajador ni la destrucción del medio ambiente, pregúntales “¿Quién hizo mi ropa?”
Sólo tienes que subir fotos enseñando etiquetas de tus prendas con los hashtags #whomademyclothes #quienhizomiropa y etiquetando a las correspondientes marcas.
Puedes encontrar toda la información sobre el movimiento Fashion Revolution en su web. También te recomendamos consultar el índice de transparencia de las marcas para ver cuales están haciendo más para llegar a ser transparentes. 😉
¿Te unes?
Almudena
Muy interesante todo lo que contais. Yo desde luego pienso fijarme más en las etiquetas. Muchas gracias por la información. Un Saludo